Tlalli
Un homenaje a la tierra desde la visión y la gráfica de Gonzalo Areúz

“Tierra, la gran generadora y recicladora”, ha dicho Areúz al hablar de esta pieza, una de las más memorables dentro del proyecto Central de Muros, en la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA).
La figura principal en el mural es una interpretación de Tlaltecuhtli o Tlalcihuatl, una deidad en la mitología mexica de la cual nacieron los alimentos, la vegetación, ríos, valles y montañas. Esta diosa era la devoradora de los hombres y del Sol. Se alimentaba de los cuerpos y luego paría el alma de cada persona para que pudiera iniciar el viaje al Mictlán. Tiene un doble carácter de muerte y vida, un ser que demanda sangre y emana una nueva existencia.
“La cabeza está representada por el lagarto Cipactli, que puede devorar las semillas que caen y hacerlas florecer nuevamente por medio de su facultad recicladora. Sus extremidades apuntan hacia las cuatro direcciones representando el movimiento, ese acto primordial que origina la vida. En su centro, los cráneos, como metáfora de lo cíclico y del espacio-tiempo de este portal llamado Tierra.
“Decidí pintar una alegoría a la Tierra en este lugar para hacer presente, a través de una imagen, que la principal fuente de nuestro sustento es la Tierra misma y es importante tener conciencia de que nosotros somos parte inherente de ella y sus procesos”, explica Areúz.
Inspira una energía espiritual ver a esta gran diosa madre justo ahí, en el pasillo 5 del área de frutas y legumbres de la Central de Abasto, el mercado más grande del mundo, por donde a diario transitan los alimentos y productos básicos de consumo de millones de personas.
Al concluir el mural, hubo una ceremonia otoñal con danza, en homenaje a Tonantzin Tlalli (la madre Tierra), en la que se ofrendaron frutos y flores. “Se generó una atmósfera con mucha vibración, entre danza, pintura, atuendos, sonidos de tambor y sonidos de caracoles”, concluye.
Artista:
AREÚZ
Nació en la Ciudad de México. Desde muy joven le atrajo la pintura y se ha formado de manera autodidacta. El mural de David Alfaro Siqueiros “La nueva democracia” le gustó tanto que lo reprodujo incansablemente y lo inspiró a desarrollar su práctica artística en el muralismo. Sus ilustraciones, con intrincadas texturas, patrones y colores, se inspiran en mitos y deidades prehispánicas. A menudo, en sus piezas juega con el concepto de fuerzas opuestas. Sus obras reviven la cosmovisión indígena de una manera energética, con un estilo que derrocha fuerza y armonía.